Parque Natural Sierra Maria-Los Velez

Cortijada Los Gázquez se encuentra en el corazón del Parque Natural Sierra María-Los Vélez, de 22,562 hectáreas de extensión.

El rango de altitud dentro del parque varía desde los 700 metros hasta los 2045 de su pico mas alto, situado en Sierra María.

El parque natural esta ubicado al norte de la provincia de Almería, en Andalucía, y lo rodean cuatro pueblos que constituyen la Comarca de Los Vélez. María, Chirivel, Vélez Rubio y Vélez Blanco, coronado por el Castillo de Los Fajardo que data del siglo XVI.

La precipitaciín anual media es de 400 mm, y se perciben unas 3100 horas de sol al año, lo que la convierte en la provincia mas insolada de Andalucía. En consecuencia, el paisaje presenta grandes contrastes. A los áridos cerros del altiplano llegan las nieves en el invierno, a laderas norte se presentan muy forestadas con pinares, mientras que las laderas del sur son secas, y muestran abundantes afloramientos calizos.

Hay presentes unas 100 especies de aves, incluyendo 17 especies de aves de presa, además de muchas otras de flora y fauna.

El parque natural tambien alberga dos lugares declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO. La Cueva de los Letreros, con dibujos prehistoricos que datan del año 4000 AC, y en la que aparece el índalo, símbolo neolítico e icono de la provincia de Almería. La Cueva del Gabar también tiene pinturas prehistóricas y se pueden visitar con un guía.

Cortijada Los Gázquez alberga cerca 20 hectáreas de este parque natural y se ubica La Hoya del Carrascal. La carrasca es una especie de encina (Quercus coocifera) que con frecuencia es un arbusto más que un árbol; sus hojas son pequeñas y tienen una forma que recuerda a las hojas del acebo y la parte superior de bellotas es ligeramente espinosa.

En este entorno se encuentra el jabalí, la cabra montesa, la gineta, el corzo y la mangosta. En el tronco de algún pino puede verse reptando al lagarto ocelado, de medio metro de longitud, a la captura de los huevos del alcaudón, el colirrojo tizón, el arrendajo, la grajilla, la collalba rubia y la oropéndola.

Una caminata a traves de nuestros almendros tal vez te muestre alguna abubilla batiéndose en picado, con su cresta elevándose y replegándose, buscando insectos entre los nazarenos, las almortas y los tréboles. Con frecuencia se oye el reclamo de los abejarucos, que sólo interrumpirán sus exploraciones voladoras cuando aparezca alguna presa. Raro es el día en el que la sombra de un buitre, ya sea negro o leonado, no se cruce por el suelo, a veces su vuelo es tan bajo que se puede sentir el sonido del aire a través de sus alas.

Cuando cae el silencio sentirás que, a media distancia entre la tierra y la bandada de buitres ávidos de masas de aire caliente en Sierra Larga, llega el águila. El águila real, culebrera o calzada se abandonan en cantan repetidamente, antes de cambiar de rumbo y rastrear las frondosas laderas, a la espera de la emboscada perfecta.

Éste es un bello lugar que merece la pena conocer.